miércoles, 16 de marzo de 2011

Mónadas en un plis-plás

Como no hay blog de informática teórica que se precie sin un tutorial de mónadas, y aprovechando que Milewski está dedicándole unos posts a esto, voy a explicar cómo entendí lo de las mónadas (si es que lo entendí, claro).


De los efectos secundarios y de cómo evitarlos

Supongamos esta función.

int f(int x)
{
  a=x+2;
  return x*3;
}

Realmente, está haciendo dos cosas: retornar el triple y asignar el argumento más dos a una variable externa “a”. Esta segunda acción es lo que se llama un efecto secundario porque modifica el estado global del programa. En este caso, el valor de “a”.



Muchas veces no es conveniente tener efectos secundarios: se simplifica la concurrencia, se permite la transparencia referencial, se permiten más optimizaciones, facilita la comprensión del programa, etc. Si queremos evitar que la función “f” tenga efectos secundarios la única solución es forzar a que éstos sean devueltos también por el retorno. Llamaremos a esta nueva función “F” para distinguirla de la original “f” con efectos secundarios.



El problema ahora es que tenemos que devolver dos tipos. Además, no hemos dicho nada de que la función “f” pueda hacer más de una asignación. Tampoco hemos hablado de cómo cambia este nuevo retorno el estado global. Lo mejor es abstraernos de todos estos detalles y decir que “F” devuelve asignaciones y un entero. Inventaremos el tipo “A<int>” para eso usando un constructor de tipos "A".



Así que “F” vuelve a ser una función normal y corriente con un tipo a devolver exótico que engloba tanto el retorno normal (el entero) como los efectos secundarios (las asignaciones).

¡Pero hemos perdido una operación fundamental en la programación! ¿Cómo hacemos composiciones? ¿Cómo hacemos cosas como “f(f(5))”? Ahora que los tipos no coinciden, ¡no es posible escribir “F(F(5))”!




La solución pasa por hacer explícita la aplicación. ¿Pero qué es una aplicación explícita?


De la aplicación explícita y las restricciones que la composición le impone

En esta sección sólo hablaremos de cosas conocidas: funciones puras sin efectos secundarios. Llamaremos “g” y “h” a estas funciones puras. Nos olvidaremos por ahora del tipo “A<int>” y de las funciones “f” y “F” con efectos secundarios.

La aplicación explícita es sencillamente escribir “apply(x, g)” en vez de escribir “g(x)”.


Es únicamente un cambio en la notación, pero nos permite estudiar las propiedades de “apply” y realizar cosas tan potentes como la defuncionalización (de la que no hablaremos aquí). En concreto, para que “apply” sea coherente con la composición, debe mantener sus dos propiedades: elemento neutro y asociativa.

Para el elemento neutro hemos de introducir una función identidad. La llamaremos “id” y devuelve su argumento sin hacer nada de nada.

int id(int v) {return v;} //Función identidad de los enteros

Obviamente, componer esta función no debe hacer nada.

apply(x, id) == x
apply(id(x), g) == g(x)

Para la asociativa introduciremos una función compuesta “h” que aplique consecutivamente dos funciones “g1” y “g2”. En notación matemática escribiríamos [$h=g_2 \circ g_1$].

int h(int v) { return apply(g1(v), g2); }

Entonces, aplicar esta función compuesta “h” es igual que aplicar consecutivamente “g1” y “g2”.

apply(v, h) == apply(apply(v, g1), g2)

Con esto estamos seguros de que “apply” se comporta correctamente para la composición y podemos volver a pensar cómo solucionar el problema de la composición de la función “F”.

Nota: La propiedad asociativa aquí expuesta no parece ser la propiedad asociativa de toda la vida, pero si usamos “@” como operador infijo para el “apply” y la composición, entonces la propiedad queda algo así como “v@(g1@g2) = (v@g1)@g2” lo cual sí que se parece ya a la propiedad asociativa usual.

De la mezcla de efectos secundarios con aplicaciones explícitas

Lo interesante de hacer explícita la aplicación es que podemos adaptar el tipo de la misma a nuestros requisitos. Llamaremos “bind” a la aplicación con el tipo “A<int>” sobre funciones de tipo “int -> A<int>”, para no confundirla con “apply” que funciona sobre “int” y funciones “int -> int” únicamente.

apply: int -> (int->int) -> int
bind: A<int> -> (int -> A<int> ) -> A<int>



El truco está en que “bind(xx, F)” toma los efectos secundarios de “xx” y los mezcla con los efectos secundarios del resultado de “F” para luego devolverlos en su resultado.



Pero queda el asunto de la composición que nos forzó a introducir el “bind”: debe cumplir exactamente las mismas propiedades que “apply”.

La única salvedad es que “id” no debe ser la función identidad de los enteros. Tenemos que mantener el tipo “int -> A<int>” en las funciones. Así que se ha de convertir en una función que toma un entero y devuelve un “A<int>” de la manera más neutra posible. Es decir, sin efectos secundarios. También vamos a cambiar el nombre de esta función para no confundirla con la “id” original y la vamos a llamar “unit”.




Pues bien. Estas tres cosas son una mónada:
  • Un constructor de tipo como “A” que dado un tipo de retorno como “int” devuelve un tipo “A<int>” que engloba tanto ese tipo de retorno como los efectos secundarios.
  • Un par de funciones “bind” y “unit” que tienen los tipos antes mencionados.
  • Que se cumplan las propiedades de elemento neutro y asociativa.
Nota: El lector con conocimientos de álgebra habrá pensado “¿Elemento neutro y asociativa? ¿No era esto lo que definía un monoide? ¿Tiene que ver con el nombre de mónada?”. La respuesta es sí. Un monoide es lo que se forma con “int->int” donde el tipo de entrada es igual al tipo de salida. Una mónada es la generalización donde los tipos no son siempre iguales.

De los lugares en los que habitan las mónadas

La parquedad de los requisitos de las mónadas hace que aparezcan por todos los lados y no únicamente como modelo de efectos secundarios. Son en general un modelo de computación (ver ejemplo 1.1 en el articulo original de Moggi para una lista de cosas que puede modelar una mónada).

Por ejemplo, los punteros con NULL se usan generalmente como mónadas. El constructor de tipo está claro que es el de los punteros. De “int” pasamos a “int*”. La función “unit” es simplemente obtener la dirección de un entero.

int a;
int* p=&a; // p=unit(a)

La función “bind” consiste en comprobar que el puntero no es NULL.

return p==NULL ? NULL : p->OperaYDevuelvePuntero() ;
// return bind(p, OperaYDevuelvePuntero);

Es fácil comprobar las propiedades correspondientes con estas operaciones, pero aún hay más. Cualquier colección iterable es una mónada. Sí, así a lo bestia: vectores, conjuntos, listas, mapas, tablas hash, etc. Todos son mónadas. El constructor de tipo es el de la colección que queramos. Por ejemplo, “vector<int>”.

La función “unit” es bien sencilla: la colección con un único elemento.

vector<int> v;
v.push_back(3);
// v=unit(3)

La función “bind” es equivalente a iterar y mezclar.

vector<int> r;
foreach (x in v) r.append(Procesa(x));
// r=bind(v, Procesa)

Ojo que “Procesa” devuelve un vector y “append” mezcla vectores. Si “Procesa” fuera obtener la lista de divisores, entonces

bind([1, 6, 21], Procesa) = [1, 1, 2, 3, 6, 1, 3, 7, 21]

Esta propiedad del “bind” de separar, iterar y combinar es la que le da tanta utilidad. De hecho, debido a esto, “Procesa” también serviría para filtrar, transformar, unir y casi cualquier otra operación que se quiera realizar con la colección. Lo que no quita para que también la colección tenga sus operaciones propias no monádicas.


Pero con todo esto habría ya material para otra entrega en la que tendríamos que hablar de comprensiones monádicas, la notación “do” y empezar a usar muchas funciones anónimas.

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